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miércoles, 23 de abril de 2008

LOS SOTANOS DEL BANCO ESPAÑA



Los sótanos del Banco de España, guardianes del oroLa entidad esconde, a 36 metros de profundidad, parte de las reservas del país, que son 16,83 millones de onzasEl Banco de España esconde celosamente, en sus sótanos, una mina de oro. A 36 metros de profundidad de la entidad, hasta hace poco guardián de la política monetaria, están enterradas toneladas de lingotes y de monedas antiguas. Una fortura de incalculable valor.La cripta secreta es desconocida para el paseante que cruza distraídamente la fuente de Cibeles, por el ancho subterráneo que da al vetusto edificio, en pleno corazón de Madrid.El tesoro, conservado en apenas 2.500 metros cuadrados, se apila, clasificado, en vulgares estanterías metálicas. Y apenas representa el 10% de las reservas monetarias del país. Según el último boletín estadístico de la institución, el valor de los 16,83 millones de onzas de oro que tiene España asciende hoy a 5.361 millones de euros.
La mayor parte, sin embargo, está custodiado en bancos corresponsales, principalmente en la Reserva Federal de Estados Unidos -hay casi seis millones de onzas en el campo militar de Fort Knox (Kentucky)-, el Banco de Inglaterra y el Banco Internacional de Pagos de Basilea, una práctica habitual de los bancos centrales por motivos de seguridad.El oro en poder del Banco de España -en 1999 renunció a desprenderse de él y duplicó su valor asignado- apenas suma 2,91 millones de onzas: entre lingotes (1,9 millones), oro amonedado (sobre todo dólares) y monedas reacuñadas. El acceso, sin embargo, hasta el interior de la cámara acorazada donde reposa el preciado metal, está lleno de vericuetos, de 200 metros de pasillos con espejos y trampas, propias de una película de gansters.Hormigón y hierroPara introducirse en el complejo entramado de seguridad, construido en los años treinta como el de Fort Knox, primero hay que traspasar una impresionante puerta circular, de 16 toneladas de acero.Una vez dentro, se ingresa al pozo número uno de la cámara subterránea de una de las instituciones más antiguas y poderosas del país.Para llegar a esa zona es imprescindible tomar un ascensor que, en apenas unos segundos, desciende hasta 35 metros por paredes de hormigón y hierro. El equivalente a nueve pisos.Al alcanzar el suelo hay que cruzar un puente levadizo que, en caso de alarma, aislaría a cualquier extraño que irrumpa en el recinto abovedado. El lugar quedaría precintado e inundado de agua en cuestión de minutos. Una vez a salvo, el pasillo, pobremente iluminado y repleto de circuitos eléctricos como única decoración, invita al visitante a penetrar en alguna de las habitaciones donde se guardan los lingotes de oro -12,5 kilos de peso cada uno y cuyo valor ronda ahora los 132.000 euros (22 millones de pesetas)-, las joyas aún no reclamadas desde que finalizó la Guerra Civil y la valiosa colección de monedas.Más puertas blindadas -fabricadas todas por una empresa radicada en Nueva York- y similares a las de la Reserva Federal, separan las distintas camarillas, a las que, en algunos casos, se accede por pasadizos en los que no queda más remedio que agacharse.


Tres funcionarios son los responsables de custodiar el tesoro y los únicos que conocen las claves secretas de acceso.El sancta sanctorúm del dinero se vislumbra con dificultad. Pero el brillo hipnotizante de algunos lingotes atrae la atención.Es el caso del oro procedente de Berlín. La esvástica grabada delata y recuerda que se utilizó para financiar la maquinaria bélica del Tercer Reich. El Instituto Español de Moneda Extranjera fue uno de los receptores de parte de ese teroso alemán -la banca suiza fue el primer comprador- que los nazis, con el botín del holocausto, cambiaron por todo tipo de divisas para costear la guerra.El oro nazi rememora también el de Moscú, al que, tras el estallido de la Guerra Civil, Negrín ordenó transferir a Rusia por motivos de seguridad y como pago por la entrega de armamento para la República.Se calcula que más de 700 toneladas salieron del país. Una fortuna que se acumuló gracias a los excedentes de exportación que se produjeron en la Primera Guerra Mundial y que el Banco de España conservó por su decisión de suspender la convertibilidad de los billetes en oro.
Pie de foto tituladaCAMARA ACORAZADA. Esta gigantesca puerta circular, blindada con 16 toneladas de acero, permite el acceso a la cámara subterránea del Banco de España donde se guarda, celosamente, parte de las reservas de oro del país. En total hay 2,91 millones de onzas, entre lingotes (1,9 millones), oro amonedado (principalmente dólares) y monedas reacuñadas. Fue fabricada por una empresa de Estados Unidos.

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